Jimeno Jurío, José María
La Segunda República en Navarra (1931-1936)
Pamiela. Obras completas, 14.
Pamplona, 2005
(pp. 260-261)
5.5. Don Ramiro, señor de Sartaguda
Un anuario del País Vasco presentaba en 1931 a Sartaguda como población próxima al Ebro, al sur de Lodosa, con 1.200 habitantes y “extenso y feracísimo regadío con terreno de exquisitas producciones, siendo las principales remolacha, vino, patatas y legumbres, que se dan en verdadera abundancia”. Paradójicamente –no lo dice, por supuesto, el anuario-, muchas familias se ahogaban en la miseria; el 79,16 por ciento de la población eran colonos del duque del Infantado, propietario del lugar, donde tan sólo había cincuenta y cuatro propietarios en 1940. El feudalismo duró hasta que la Diputación adquirió la propiedad y la repartió entre los vecinos, creando 364 propietarios en 1946. Treinta años después, solamente la venta de fruta supuso al pueblo unos ingresos aproximados de doscientos millones de pesetas.
Para las elecciones de abril de 1931 se presentaron dos candidaturas; una estaba presidida por Víctor Cordón Garatea, propietario y alcalde durante la Dictadura, que obtuvo la victoria. Anulado el resultado, fue nombrado alcalde gestor Julio Martínez Martínez. Las votaciones del 31 de mayo pusieron en la corporación a Hilario Ruiz Oteiza (alcalde), Eustaquio Mangado Urbiola (primer teniente), Nicolás Martínez Ruiz (síndico) y cinco más, todos ellos de filiación “republicano socialista”, según informe remitido en agosto al Gobierno Civil.
A instancia del Centro Republicano, el Ayuntamiento inició gestiones ante el administrador del duque, don Ramiro Torrijos Laguna, auténtico cacique local, para tratar de remediar necesidades apremiantes. En julio le pidieron, entre otras cosas, terreno donde construir una fuente pública para el abastecimiento de los vecinos, comunicándole que una parte del tejado de la casa consistorial amenazaba ruina, “a fin de que se digne ordenar su arreglo”. El administrador accedió a parte de lo solicitado (25 de julio).
El 21 de noviembre tuvo lugar una sesión histórica. Don Ramiro Torrijos asistió a ella.
El Ayuntamiento en pleno de la villa, haciéndose eco de una instancia del Círculo Republicano y solidarizándose con ella, expuso a dicho señor Administrador la urgente necesidad de dar tierra a renta a los más necesitados dela villa, por existir la misma en la villa y carecer los necesitados de tierra donde poder trabajar para comer pan.
Don Ramiro prometió cursar la petición al superior, manifestando su parecer de que sería mejor vender tierra a plazos prudenciales, buscando el apoyo del Ayuntamiento y de la Diputación. Varios concejales alegaron “que los necesitados estarían más conformes con su petición de que se les diera la tierra en renta, en vez de en venta”. “Por el momento se consideran necesarias para remediar a los necesitados del pueblo unas seiscientas robadas de regadío”. Pidieron y rogaron al administrador que, ante la urgencia del caso, activara la solución rápidamente. Así lo prometió. Pero don Ramiro se burló del Ayuntamiento y de los solicitantes, dando lugar posteriormente a un recio motín. Volveremos a ocuparnos de los problemas de Sartaguda.