REVISTA PRÍNCIPE DE VIANA
MAYO-AGOSTO 2002
(PP.543-550)
El diminutivo en –ijo:
Pervivencia de un sufijo
Oficialmente raro en español
JOSÉ JAVIER MANGADO MARTÍNEZ*
- ESCASEZ OFICIAL DEL DIMINUTIVO EN –IJO
El sufijo diminutivo –ijo, como tal, se caracteriza por la escasez de sus testimonios, en los escritos estudiados, desde los orígenes del español hasta nuestros días. Lo que, explicablemente, ha conllevado su desatención bibliográfica y hasta su olvido[1]. González Ollé, en su imprescindible obra “Los sufijos diminutivos en castellano medieval”[2], resume así su rareza en los textos de la Edad Media:
“El primer testimonio es de Berceo, cuchellijo. La rareza del sufijo, única muestra en los siglos XIII y XIV, hace dudar de la autenticidad de la transcripción gráfica de la vocal tónica[3].
No vuelve a documentarse hasta Juan de Enzina, que en dos obras utiliza hondijo “honda”, formación en la que no se puede afirmar que el sufijo tenga una función actualizada, más bien parece que se trata de un derivado lexicalizado. En otro autor contemporáneo y también leonés, Lucas Fernández, se encuentra enconijos y tropcijos. Aquí no puede dudarse de que hay un uso actualizado del sufijo, pero el hecho de que estas dos muestras no sólo sean únicas, sino que aparezcan en el mismo pasaje y en posición final de verso, para rimar entre sí y con otras palabras, demuestra la escasa vitalidad del sufijo y pone al descubierto el móvil artificioso que ha llevado a utilizarlo.
Éstos son los solos testimonios de –ijo usado intencionalmente, con función diminutiva más o menos clara”.
Emilio Náñez, en su clásica obra sobre los diminutivos[4], no lo incluye dentro de sus “Índices y cuadros de frecuencia de los escritores estudiados” (pp.332-371). Y en el recorrido que hace de estos sufijos a lo largo de toda la historia del español sólo cita –ijo, dos veces, a propósito de la Gramática de la Lengua Española de la Real Academia Española de 1931: una, donde se lo incluye dentro de los diminutivos no comunes junto a –uelo, -ín, -ino, -iño, ajo, -ejo (p.111); la otra, en la que sobre –ajo, -ejo, -ijo señala la RAE: “Consideránse, por su índole, terminaciones despectivas (véase núm. 58) y el punto de enlacecon las palabras de esta naturaleza, v. gr.: latinajo, peral-ejo, altar-ejo, lagart-ija, ser-ija, part-ija (p.115).
Resulta muy relevante en el libro de Náñez que, con la única excepción de la Gramática académica ya comentada, ninguno de los gramáticos, a cuyo análisis diacrónico dedica el autor la segunda parte –desde Nebrija hasta Amado Alonso, pasando por Correas y Bello-, recoja –ijo en el elenco de los sufijos diminutivos que citan. Especialmente revelador es el caso de la Gramática de la lengua castellana… de Vicente Salvá (1844), Náñez (pp.82-83) transcribe una larga cita de esta obra en la que Salvá da una amplia lista de sufijos “diminutivos” marginales: -acha (covacha), -ajo (hastajo), -ato (ballenato), aza (hornaza), -azo (picazo), -el (joyel), -eto (muleto), -ezno (lobezno), -iche (boliche), -il (tamboril), -ino (cebollino), -isco (trozisco), -izo (canalizo), -ucha (casucha), -ucho (aguilucho), -ón (perdigón), -ote (islote), -ola (banderola), -ula (ménsula), -ulo (glóbulo). Ni rastro de –ijo, que, por supuesto, tampoco incluye Salvá entre los sufijos –según él- diminutivos propiamente dichos: -ejo, -ete, -eto, -ico, -illo, -ín, ito y –uelo.
El DRAE vigente recoge nuestro sufijo como lexicalizado, lo que se evidencia en la redacción de los artículos, en los ejemplos aducidos y en el hecho de dedicarle dos entradas: “-ija. Suf. Forma sustantivos femeninos, con frecuencia diminutivos, a veces despectivos. Baratija, lagartija”; “”-ijo. Suf. U. Para formar despectivos y diminutivos a partir de nombres. Relvoltijo, atadijo”.
II. IJO. TODAVÍA HOY VIVO COMO DIMINUTIVO FUNCIONAL EN UNA LOCALIDAD NAVARRA
Pues bien, en la localidad navarra de Sartaguda (mi pueblo natal), situada al suroeste de la Comunidad Foral, lindante con La Rioja mediante el Ebro, a unos 37 kilómetros de Logroño aguas debajo de este río, el diminutivo en –ijo goza todavía de buena salud. Y no me refiero a palabras que lo contienen lexicalizado, sino a su uso intencional, con plena capacidad productiva actualizada: ¿Cuántos añijos tienes, majo?/Ponte bien el cuellijo de la camisa, que lo llevas doblado/¡Qué rubijo es el chiquillo de tu hermana!/Yo creo que lo sabremos hacer nosotros solos, pero igual necesitamos alguna ayudija…
Interesante resaltar que en Sartaguda no se emplea en absoluto el diminutivo en –ico, tan característico de Navarra[5] (y de otras zonas hispánicas[6]): “existe una zona en la Ribera de Navarra donde se emplea casi exclusivamente el sufijo illo. En la zona de la ribera del río Alhama y parte de la ribera del Queiles. A dichas zonas pertenecen Corella, Cintruénigo, Fitero y Cascante. También ocurre esto en Mendavia y en otros pueblos de la ribera del Ebro”[7], a los que alude Iribarren, en los que no se usa –ico, sino –illo, como diminutivo general, se encuentra Sartaguda.
En efecto, como ya indiqué en un libro reciente sobre el habla de esta localidad[8], el sufijo diminutivo común allí es –illo (cafetillo, contentillo, arbolillo, carilla…) en sintonía con lo que ocurre en la época medieval en los romances populares de sus orígenes[9]. Pero, por motivos eufónicos, no se usa tras una base léxica terminada en consonante palatal (*añillo, *rayiya, *cuellillo…), excepto tras la africada sorda (muchachillo, hachilla, pochillo…).
El que en tal situación lo sustituye de manera habitual es precisamente –ijo: en el habla sartagudesa espontánea y natural se oyen amarillijo, ampollija, anillijo, añijo, bañijo, barbillija, bolsillijo, bombillija, botellija, caballijo, cabañija, cañija, capullijo, cariñijo, carretillija, cebollija, cepillijo, chiquillijo, chollijo, cigüeñija, cogollijo, costillija, cuadrillija, cuchillijo, cuellijo, desmayijo, estrellija, flequillijo, gallijo, gavillija, guindillija, hoyijo, ladrillijo, legañija, martillijo, medallija, montañija, moñijo, morcillija, novillijo, orillija, ovillijo, pastillija, pellija, pequeñijo, pestañija, playija, pollijo, postillija, puñijo, rayija, rodillija, royijo, sellijo, sencillijo, sillija, sueñijo, tamañijo, testillija, tobillijo, tortillija, uñija, viñija, zapatatillija… Por lo que lo encontramos en la mayoría de los diminutivos reduplicados (poquillijo, cachillijo, ratillijo, miajilla, gatillijo, pelotillija…). Puede oírse también –ijo en cualquier otro sustantivo o adjetivo, pero ya no de manera sistemática (naricija, corderijo, llenijo, muchachijo, facilijo…). En la localidad se atestigua además en el topónimo El Riijo “la acequia de riego más próxima al pueblo”; en el antropónimo Glorija, en el apodo el Gallijo; y en el “cronónimo” Añonuevijo “día 2 de enero”. Es decir, en el habla sartagudesa el diminutivo en –ijo es automático tras una base en –ñ, -ll o –y; en los demás casos resulta potestativo.
El orden de frecuencia de uso, -ito constituye el tercero de los sufijos diminutivos sartagudeses. De manera general, está restringido a los siguientes valores: 1) Es el más común en los antropónimos (Luisito, Angelito/a, Javierito, Anita, Justita, Paquito/a, Pepito, Begoñita, Faustinito, Rosita, Pedrito, Albertito, Julito/a, Maximito/a, Amadorcito, Delfinito, Lourditas, Antoñito, Fernandito, Blanquita, Sarita, Emilito/a…), seguido a gran distancia por –in[10] (Miguelín, Nicanorín, Amparín, Felisín, Gerardín, Jesusín/Chuchín, Emilín…) y por –illo (Fernadillo, Magdalenilla, Felisilla, Rufinillo, Ramonilla…). 2) Se considera el diminutivo culto y educado, el de prestigio; por lo que se usa a menudo con los forasteros ante los que se quiere quedar bien. 3) Para conferir un matiz despectivo: Se me puso tiesito y gallito el señorito. 4) Se siente más objetivo, menos cariñoso. Ha venido chirriadito (“muy mojado, ¡el pobre!). 5) Unos determinados vocablos (pocos) lo presentan (casi) siempre: mismito, llenito, igualito, cerquita, chiguito… (nunca *chiguillo; raramente mismillo, llenillo, igualillo o cerquilla).
En resumen: el sufijo diminutivo general o habitual Sartaguda es –illo, salvo cuando la base léxica termina en –ñ, -ll o –y. En esta posición lo sustituye, de manera automática, -ijo, sufijo que (ya no sistemática, sino potestativamente) también aparece tras cualquier otro fonema. Además se usa –ito, pero con restricciones muy concretas. A pesar de tratarse de un municipio navarro, no se emplea –ico en absoluto.
III. EN BUSCA DE TESTIMONIOS DEL DIMINUTIVO EN –IJO
Evidentemente, lo relevante, además de llamativo, de ese estado de habla radica, dada la rareza de su constatación histórica y bibliográfica, en el uso vivo y funcional del sufijo diminutivo –ijo. He dedicado la primera parte de este trabajo a resaltar esa rareza testimonial con la que la bibliografía clásica pertinente lo registra. Ahora bien, esa bibliografía se basa en textos literarios, no en el habla coloquial. Detalla González Ollé[11] como el sufijo en –ito no “irrumpe de manera decidida en la literatura” hasta el siglo XV debido a su adscripción inicial al ámbito rural, a pesar de que, como –ijo, su primer testimonio literario se encuentra en Berceo. Pues bien, probablemente –ijo pertenecía a ese mismo ámbito, con la gran diferencia que nunca llegóa “irrumpir” en la literatura. Así que para estudiar esta probabilidad hay que buscar en otras fuentes, en las que estén lo más estrecha y directamente ligadas posible al “ámbito rural”. Una de ellas, paradigmática, la constituye la toponimia.
Quince topónimos sartagudeses (cerca del 22% nada menos) presentan diminutivo en su composición. De ellos once en –illo (Alto de la Mesilla, Alto de los Hornillos, Los Cabecillos, La Cerradilla, La Pinilla, Los Portillos, La Presilla, Los Quiñoncillos, El Ramillo, El Sotillo y La Veguilla), uno en –ello (Gobella[12]), dos en –ito (Cabeceritas y El Casital [en este como infijo] y uno en –ijo (El Riijo). Un panorama bastante representativo del estado actual del habla común que he descrito arriba. Desafortunadamente, ninguno muestra su base léxica acabada en –ñ, -ll o –y, por lo que nos quedamos sin saber cual hubiera sido la resolución en tal caso; en cambio, resulta patentemente revelador ese Riijo, nombre que se da a una de las acequias de riego (en Sartaguda llamadas ríos), la más próxima al pueblo.
En el tomo correspondiente a la zona geográfica en la que se ubica Sartaguda de la obra oficial sobre toponimia de Navarra[13] figuran al menos 115 topónimos en diminutivo transparente: 73 en –illo, más dos en –iel (Campiel y Marmuriel) y uno en –il (El Medianil); 15 en –uelo; 13 en –ete (incluyo Casetilla); 4 en –ín; 3 en –ito; 2 en –ico; 2 en –ejo, en ambos como infijo (Sotojuela y Villajuela). Y tan sólo uno en –ijo: Ocijo (Portillo el Ocijo, en Sesma), probablemente diminutivo de hoz “angostura de un valle profundo”, como hocejo y hocino[14]. Cinco contienen base léxica acabada en consonante palatal caracterizada; los cinco se resuelven en –uelo: Cuestariñuela, escareyuela, La(s) Hoyuela(s), Moncayuelo y La(s) Peñuela(s) (este último se encuentra en cuatro localidades: Azagra, Lodosa, Mendavia y Sesma).
Por otra parte, no se halla noticia alguna del diminutivo en –ijo, como sufijo vivo, funcional y productivo, en la bibliografía sobre los rasgos lingüísticos característicos de Navarra en general[15] ni en las cinco monografías publicadas sobre el habla de sendas localidades de la zona ribereña[16]. Lexicalizado, puede estar en las palabras de este tipo que registra Iribarren en su Vocabulario Navarro: acobijo, achija, andrija/endrija, bidija, casquijo, clavija, codijo, cubija, nablija, pastrija y zalija. El Vocabulario Mendaviés recoge sólo las ya mencionadas bidija y casquijo(s), mientras que únicamente encuentro vasija “vajilla” tanto en la monografía sobre el habla de Azagra como en la de Lerín; en las de Arguedas y Cintruenigo, ni un solo caso.
Como sufijo vivo, productivo y funcional, tampoco aparece noticia alguna del diminutivo en –ijo en la bibliografía sobre los rasgos lingüísticos característicos de La Rioja en general[17] ni en las escasas monografías publicadas sobre el habla de las localidades riojanas[18]. Lexicalizado puede estar en los vocablos de este tipo que registra el Vocabulario riojano de Goicoechea[19]: aguadijo, casquijo, colijo, costalija, cubija, farija, paradijo, pastrija, pedrija, remostrijos, sarrondija/serrondija, vidija (cuatro de ellos, comunes con el Vocabulario navarro de Iribarren). José Mª Pastor[20] recoge cortija, roíjo, hatijo y las variantes de clavija/lavija/llavija. Claudio García Turza[21] anota, además de clavija/llavija, remostijo.
Pero, en llamativo contraste con lo que hemos observado en la margen izquierda del Ebro, en la zona navarra de la que forma parte Sartaguda – sólo ocijo-, La Rioja ofrece una asombrosa abundancia de topónimos en –ijo con una alta probabilidad de que en su origen expresaran valor diminutivo. He aquí todos los que he encontrado en el libro recopilador de Antonio González Blanco[22]: El Acijo, El Acrijo, Los Arijos, Berzalijo, La(s) Canalija(s), Callejea Canalijo, Las Canalijas, Cantorrijo, Carrascalijo, Cerdija, Clavijo, Cocijo, Corralija, Corralijos, Correlijos, La Cortija, El Cortijo, Los Cortijos, Costalijo, Cotijas, Los Crucijos, Las Crucijas, Ecijo, El Echarijo, Encijo, Fuente Endrinarijo, Estarijo, Los Garijos, Garvijo, Las Peñas de Gavijo, Los Gustalijos, Hocijo, El Honcijo, Hoyalija, Iñarijos,Los Juncalijos, Entrada del Justalijo, Lacerijo[23], Lacijo, Lavacarijo, Cañada de la Lentija, La Llavija, Martijas, Martillancijo, Medialijo, Mendijas, El Narijo, Navarijo(s), Ocijo, Pajarijo(s), (en seis municipios), Las Paletijas, Paredijas, Paretijas, Paticortijo, Paulijas, Picamijo, Los Pinarijos, El Pomarijo, La Pradija, Salcijo, Somandija, Tejarijo, La Torontija, Torrentijas, Torrontijas, Tortorijo, Urquijo, La Valija, Cruz de Vedija, Verdija, Verzalijo, El/los Villarijo/s y Zarcijos[24]. Con la única excepción de Rañija (precisamenteel que aporto en nota), ninguno de estos numerosos topónimos riojanos muestra –ijo inmediatamente detrás de ñ, ll o y. El sufijo habitual en estos casos es –uelo (Castilluelos, Hoyueleja(s) [en 28 pueblos nada menos], Hoyuelo/s [en 25], Las Hayuelas, Navahoyuelo, Peñazuela [con interfijo], La(s) Pañuelas [en 29 lugares], La(s) Piñuelas [en 19], Rabiñuelas, Royuela(s) [en 4], Royuelo(s) [en 5], Valdepiñuela y Viñuelas [en 11]; no obstante, hallo un –ito (Peñita), un –ico (Valdemuñico), un –uco (Peñuco), un –ejo (Cuchillejo) y topo con un sorprendente Hoyiya (en Pajares).
Resulta muy revelador observar como, en determinados casos, tras una misma base léxica aparece –ijo en la zona riojana frente a –illo en la navarra: Canalija(s) (en 14 localidades riojanas)/Canalillas (Andosilla); Corralijos (en tres riojanas)/Corralillos (Mendavia); Juncalijos (Viguera)/Juncalillo (Azagra); Pajaritos[25] (en seis pueblos riojanos)/Pallarijos (Lerín); Paletijas (Santa Engracia), Paredijas (Robres), Paretijas (Jubera)/Paletillas[26] (Sesma). Por otra parte, el hápax navarro antes señalado, Ocijo, figura en ocho localidades riojanas (en una, escrito Hocijo).
IV.- CONCLUSIÓN
Los testimonios, fundamentalmente toponímicos, de que el diminutivo en –ijo se usó profusamente en el entorno sartagudés, al menos hacia el sur, en toda La Rioja y, desde luego, en la más próxima a este municipio[27], son inequívocos. La pregunta se impone: ¿por qué no se conserva vivo en ese entorno y sí precisamente en Sartaguda?. He aquí la respuesta que parece encajar: porque como diminutivo coloquial estándar triunfó –ico (en casi toda la parte navarra) o –ito (en la riojana); lo que no ocurrió en Sartaguda, donde, como hemos visto, no se usa –ico en absoluto e –ito está gravado con unas connotaciones que restringen considerablemente su empleo. Hay que suponer que el sistema ofrecía –ijo alternante, junto a –illo o no, en el territorio hispánico en general; mientras que en Sartaguda al no imponerse –ico ni –ito, la alternancia quedó reducida a –illo/-ijo: el primero, como general predominante; el segundo, para salvar la difícil cacofonía que se produciría al topar –illo con base léxica terminada en –ñ, -ll o –y, por lo que, de manera natural y comprensible, extendió su uso tras cualquier otra base léxica, aunque así ya no de manera sistemática.
Por otra parte, Sartaguda se ha caracterizado secularmente por su aislamiento geográfico y sociopolítico: se trata de una villa que ha tenido por frontera natural el Ebro (su puente es de reciente construcción) y que hasta 1943, fecha en que fue comprada por la Diputación de Navarra, constituía (frente a los municipios de su entorno) un señorío perteneciente a varios dueños a lo largo de su historia (los últimos, los Duques del Infantado)[28]. Es lógico pensar que tal aislamiento haya contribuido decisivamente a conservar rasgos lingüísticos que en el territorio hispánico en general han desaparecido o se atestiguan como arcaísmos.
En cualquier caso, en el río de la lengua española se ven testimonios del diminutivo en –ijo, pero fosilizados; sorprendentemente, en un recodo de ese río, a orillas del Ebro navarroriojano, ese sufijo no sólo vive, sino que goza de buena salud…todavía.
RESUMEN
En la localidad navarra de Sartaguda, situada al suroeste de la Comunidad Foral, lindante con La Rioja mediante el río Ebro, se usa todavía hoy el sufijo –ijo como diminutivo intencional y productivo; sobre todo, tras base léxica terminada en –ñ, -ll o –y. Se trata de un fenómeno de gran interés filológico, dada la llamativa escasez de testimonios bibliográficos de este diminutivo a lo largo de toda la historia del español. La abundancia de topónimos en –ijo en La Rioja demuestra que ese sufijo tuvo un extenso uso popular en la zona. El hecho de que en Sartaguda no se empleé el diminutivo en –ico y el –ito presente restricciones de uso explica, junto a peculiares causas geográficas y sociopolíticas, su conservación hasta hoy en esa localidad, tras el general –illo.
* Departamento de Filología Hispánica y Clásica. Universidad de La Rioja.
[1] Sirva como ejemplo de este “olvido” el de Alberto Zuluaga en su artículo “La función del diminutivo en español”, Thesaurus: Boletín del Instituto Caro y Cuervo, vol. I, nº 1, 1993, pp. 305-330: “Como nos interesa primordialmente el diminutivo como categoría semántica analizamos únicamente el morfema (afijo) del diminutivo fundamental en español: -ito. Otros morfemas de diminutivo : -illo, -ín, -ete, -ejo, -ucho, -ola, -uelo, -ículo, -uco, -oco […] podrán ser considerados en otra oportunidad” (p.306).
[2] Madrid, CSIC, 1962, p.289.
[3] Se encuentra en “Milagros” 193 b: “sacó de su cuchellijo que tenié amolado” (cito de la excelente edición de Claudio García Turza: BERCEO, G. De, Los Milagros de Nuestra Señora, Logroño, Universidad de La Rioja, 1997 [reimpr.]
[4] NÁÑEZ FERNÁNDEZ, E., El diminutivo (Historia y funciones en el español clásico y moderno). Madrid, Gredos, 1973.
[5] Cf. Al respecto ECHAIDE, A. M.ª y SARALEGUI, C. “La diversidad lingüística. El habla popular”, en Etnografía de Navarra, Pamplona, Diario de Navarra, 1996, p. 27; o MARTÍNEZ, C. Y TABERNERO, C. “En torno al castellano de Navarra y sus modismos”, En Signos de identidad histórica para Navarra, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1996, pp. 103-112.
[6] Sobre su localización en otras zonas hispánicas cf. ARIZA, M. “El sufijo –ICO”, en GARCÍA TURZA, C., GONZÁLEZ, F. Y MANGADO, J.J. (eds.), Actas del IV Congreso Internacional de la Lengua Española, Logroño, Universidad de La Rioja, 1998, t, I, pp. 356-357.
[7] IRIBARREN, J.Mª, Vocabulario navarro, Pamplona, Diario de Navarra, 1997 (3ª), s. v. ico.
[8] MANGADO MARTÍNEZ, J.J. El habla de Sartaguda (Navarra). Su léxico específico, Pamplona, I.P.V., Caja Navarra y Ayuntamiento de Sartaguda, 2001, pp. 335-337.
[9] GONZÁLEZ OLLÉ, F. , op. Cit., p.277.
[10] Sufijo que en el vocabulario común sartagudés, como diminutivo productivo o funcional, puede considerarse esporádico (chiquitín, imagina/miajitina, pichina… y pocos más).
[11] Op. Cit, pp. 303-304
[12] Como explico en mi libro ya citado (p.636), entiendo que se trata de un diminutivo de cova “cueva”, “hueco” (cf. COROMINAS, J. Y PASCUAL, J.A., Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (DCECH), Madrid, Gredos, 1980, s.v. cueva) dado que el paraje que designa constituye una hondonada. La confusión k/g se encuentra muy arraigada en la zona.
[13] Toponimia y cartografía de Navarra XIX: Andosilla, Azagra, Cárcar, Lerín, Lodosa, Mendavia, San Adrián, Sartaguda y Sesma. Pamplona, Gobierno de Navarra, 1993.
[14] Cf. DCECH, s.v. hoz II.
[15] A las ya citadas publicaciones de Iribarren, Echaide y Saralegui, y Martínez y Tabernero ha de añadirse RIOJA, C.P., “Rasgos lingüísticos de la Ribera de Navarra en las obras de José María Iribarren” PV, 58, 1997, pp. 445-474, y GONZÁLEZ OLLÉ, F., “Navarro”, en ALVAR, M. (dir.), Manual de dialectología hispánica (el español de España), Barcelona, Ariel, 1996, pp. 305-316.
[16] Los libros JIMÉNEZ MENDIGACHA, Á,
[17] Cf., por ejemplo, ALVAR, M., El dialecto riojano, Madrid, Gredos, 1976; CASTAÑER, R. Mª, “Caracterización dialectal de La Rioja”, en Actas del XIX Congreso Internacional de Lingüística y Filología Románicas, vol. 4, La Coruña, 1993, pp. 33-56; LLORENTE MALDONADO DE GUEVARA, A., “Algunas características lingüísticas de La Rioja en el marco de las hablas del Valle del Ebro y de las comarcas vecinas de Castilla y Vasconia”, RFE, 48, 1965, pp. 321-350.
[18] ECHAIDE, A. Mª Y SARALEGUI, C., El habla de Anguiano, Logroño, IER, 1972; GARCÍA TURZA, C., Matute y su léxico. I.- Labores agrícolas, Logroño, IER, 1975; PASTOR, J. Mª, El habla de los valles riojanos de Canales, del Brieva y del Urbión, Logroño, IER, 2001.
[19] GOICOECHEA, C., Vocabulario Riojano, Madrid, Anejo VI del BRAE, 1961.
[20] Op. Cit., s.v.
[21] Matute y su léxico… cit., s.v.
[22] GONZÁLEZ BLANCO, A., Diccionario de toponimia actual de La Rioja, Murcia, Universidad de Murcia-IER, 1987.
[23] Separación errónea de El Acerijo (diminutivo de arce) según Fabián González Bachiller en su obra Aspectos fonéticos de la toponimia riojana actual, Logroño, Universidad de La Rioja, 1997, p. 122.
[24] A los que cabe añadir Rañija, que no figura en esta obra, pero sí en el catastro de Villanueva de Cameros.
[25] Diminutivo de pajar.
[26] En Sartaguda se usa todavía hoy paletilla con el valor semántico de “tapia”, “muro que delimita una finca”: c.f. mi libro cit., s.v.
[27] En el Villar de Arnedo encontramos el transparente término Los Pinarijos y una calle llamada Barrijuelo; en Pradejón, Tejarijo; en Calahorra, Pomarijo y Torrentijas; en Ausejo, Villarijo…
[28] Toponimia y cartografía de Navarra XIX… cit., pp. 196-188.